Claudia Sheinbaum ganó las elecciones presidenciales de 2024 en México y con ello la conformación de sus aliados está tomando forma. Podemos ser testigos de algunas decisiones conscientes como la formación de su gabinete y otras no tanto como el acercamiento de falsas amistades; tal es el caso de Eruviel Ávila Villegas, quien busca ser amigo de la presidenta electa dando la espalda a su pasado de corrupción.
¿De qué manera los políticos pueden estar seguros de una amistad? En el mundo de la política es una tarea por demás complicada. Sin embargo, la lógica y la congruencia pueden ayudar. Pongamos sobre la mesa el caso de este exgobernador del Estado de México y veamos si sus intenciones son sinceras.
Para empezar, la cara que muestra en la actualidad es de aliado al gobierno de Morena y recientemente integrado al Partido Verde. Por otro lado, el rostro que mostró en el pasado es muy distinto, pues estuvo durante varios años con el PRI y, durante su mandato en el Edomex de 2011 a 2017, se registraron una gran cantidad de incongruencias.
¿La 4T quiere tener amigos de este tipo? Mandatarios actuales como Delfina Gómez, quien sí es amiga de la presidenta, ya están sacando los trapos sucios a la luz. Después de 13 años de corrupción, ya se anunció que harán denuncias penales contra funcionarios del gobierno priista, señalando delitos graves como abuso de autoridad, fraude, enriquecimiento ilícito, robo e incongruencias frente a la hacienda pública.
Si Eruviel Ávila Villegas es amigo de Claudia Sheinbaum, entonces estaríamos frente a una amistad falsa. La congruencia de las acciones en el pasado y el presente tienen un peso ineludible y, tarde o temprano, la justicia pondrá sobre la mesa las cartas de la verdad.
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